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Los 10 cuentos que componen esta recopilación dan cuenta del talento narrativo de Zelda Fitzgerald, quien en vida vio su obra opacada por la de su esposo, el escritor F. Scott Fitzgerald. En ellos se muestra la vida de mujeres que, en las primeras décadas del siglo XX, itineran por la efervescente escena cultural parisina y estadounidense. Mujeres que prefieren trabajar a contraer matrimonio; actrices asertivas y resilientes; chicas que deben hacerse cargo de cuidar a sus padres y hermanos; mujeres bellas, exitosas y melancólicas; flappers excesivas en una sociedad en que los derechos de la mujer comenzaban a ser exigidos.

 

«Hay en las mujeres de estos relatos algo ligero y salvaje. Amor a la vida que se manifiesta en un desapego tan perfecto como sus melenas. Zelda Fitzgerald sabe que una vez que se decide caminar por el borde –de una noche de fiesta o de una época– es mejor hacerlo con aire despreocupado. El equilibrio y la precaución, en la biografía y en la trama, ha demostrado ser para otros. La vida –parece decirnos– es una absurda y a ratos divertida tragedia.

        Un fragmento se suma al siguiente y no hay tiempo de hacerlos calzar: mascotas que opinan sobre el improbable éxito de sus dueñas; chicas que brotan del vapor de la leche caliente y sueñan con protagonizar una película; cantantes de jazz que, por propia voluntad, se dirigen, sonrientes, al desastre. ‘Los crepúsculos eran maravillosos, justo después de la guerra’, dice uno de los personajes. Y es en el espacio que queda entre esa frase y la siguiente, donde por fin notamos que estos relatos no reconocen categorías ni dualidades: el centro del caos es un lugar oscuro y lleno de luces encendidas».

 

María José Ferrada

Nuestra propia reina de película - Zelda Fitzgerald

SKU: 9789569673276
$14.000Precio
  • Zelda Fitzgerald (Alabama, 1900 – Carolina del Norte, 1948) fue una escritora, bailarina y pintora estadounidense. Su espíritu libre y su vida marcada por su afición a la vida nocturna, la cual compartía con su esposo F. Scott Fitzgerald, hicieron que la prensa de la época la considerara la primera flapper de la era del jazz en Estados Unidos. 

    A pesar de su genio narrativo, Zelda vivió gran parte de su vida bajo la sombra de su esposo, bajo cuyo nombre se publicaron muchos de sus textos. Sin embargo, en 1932 publicó su novela autobiográfica Sálvame el vals (1932), la cual escribió mientras convalecía en un hospital psiquiátrico. En 1933 escribió y montó su obra dramática Scandalabra en Baltimore, luego de que fuera rechazada por Broadway, y en 1934 se dedicó de lleno a la pintura. 

    En 1948, mientras se encontraba sedada a la espera de recibir un tratamiento de electroshock en un hospital de Carolina del Norte, se produjo un incendio que le quitó la vida.

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